14 de marzo de 2018. Como un día cualquiera de mi último año de carrera, me disponía a ir al edificio anexo en el que se impartían las clases de Filosofía, pero lo que iba a ser una mañana más en la facultad entre pitillos y apuntes acabó siendo uno de los días más tristes de nuestro paso por la universidad. Para nuestra sorpresa nos topamos con una noticia insólita. Amparo Gómez Rodríguez, la que había sido nuestra profesora en años anteriores, había fallecido de manera repentina la noche previa.
Con su actitud, Amparo solía impregnar las aulas y los pasillos con una energía desbordante. La labor educativa que desempeñó en la Universidad de La Laguna siempre estuvo impregnada de “generosidad y entrega”. Así fue como lo recogió Margarita Vázquez -la vicedecana de la sección de Filosofía- en unas palabras que le dedicó en el blog del Grado.
Sin embargo, su muerte no solo fue una pérdida a nivel personal para sus familiares y amistades, o para el personal docente y el propio alumnado, sino que realmente supuso una gran pérdida dentro de la comunidad académica.
El recorrido profesional y académico de Amparo
Amparo Gómez (1954-2018), natural de Canarias, comenzó su formación en la Universidad de Barcelona, siendo contratada más adelante como docente en la Universidad de La Laguna. En concreto, para mí y el resto de mis compañeros y compañeras, fue nuestra profesora de Lógica y Filosofía de la Ciencia, un área de conocimiento en la que consiguió la cátedra en 2004.
A lo largo de su trayectoria académica, su actividad como investigadora siempre estuvo activa y compaginada con la docencia, la cual ella misma denominaba en una entrevista en 2013 como “una actividad placentera y estimulante”. Además, participó en numerosos proyectos de I+D nacionales e internacionales, llegando a ser la investigadora principal en diez de ellos.
Durante su carrera académica llegó a ser nombrada Honorary fellow senior research associate en el departamento de estudios de Ciencia y Tecnología del University College London. Fundó el Centro de Estudios de la Mujer (el actual Instituto Universitario de Estudios de las Mujeres) y fue su primera directora, a lo que le sumó la dirección de la revista Clepsydra de estudios de género.
La investigación vocacional
Ahora bien, y en cuanto a sus actividades investigadoras concretas, son 3 las líneas de investigación que conforman su recorrido académico: la filosofía de las ciencias sociales, los estudios de ciencia y género y los estudios sobre ciencia y poder. Estos últimos casi siempre de la mano de su compañero Antonio Francisco Canales Serrano.
En cuanto a los estudios de las ciencias sociales, Amparo abarcó temáticas como la racionalidad, los factores externos en las ciencias sociales o la propia explicación social. Entre sus investigaciones y aportaciones más destacadas se encuentran Sobre actores y Tramoyas (1992) y Filosofía y metodología de las ciencias sociales (2003).
Ahora bien, fue en los últimos años de vida en los que centró su investigación en los estudios políticos de la propia ciencia de la mano de su compañero. De esta forma, estudió la manera en cómo las políticas diversas afectan a las investigaciones científicas en los diferentes países occidentales desde su historia hasta el presente. De hecho, en University College London, donde fue nombrada Honorary fellow senior research associate, desarrolló una investigación en política de la ciencia atendiendo no solo a los aspectos teóricos, sino también a los comparativos entre Inglaterra y España.
Son múltiples los estudios realizados en este campo. Entre sus obras más destacadas se encuentran: Estudios políticos de la ciencia. Políticas y desarrollo científico en el siglo XX (con Antonio Canales, 2013) y Science Policies and Twentieth-Century Dictatorships: Spain, Italy and Argentina (con Antonio Canales y Brian Balmer, 2016).
Género y ciencia
Por otro lado, y en cuanto al género y la ciencia, Amparo contribuyó de manera sustancial a esta línea de investigación con el análisis del modus operandi propio de las actividades científicas desde una perspectiva feminista. Analizaba para posteriormente criticar los supuestos epistémicos de la ciencia y la necesidad de modificar el enfoque. Todo ello partiendo del empirismo feminista, la epistemología postmaterialista y la de corte postmoderno, que son a fin de cuentas los tres enfoques centrales de los estudios de la ciencia y del género.
De manera aclaratoria, lo que proponen estos estudios es perseguir el desarrollo de una ciencia igualitaria sin sesgos de género. En este sentido, el análisis y la crítica de los presupuestos epistémicos a seguir por la ciencia y la necesaria propuesta de otros diversos es lo que marca verdaderamente la diferencia a nivel teórico y práctico. De hecho, en 2004 recibió un premio por el Instituto Canario de la Mujer por su libro La estirpe maldita. La construcción científica de lo femenino.
A nivel personal, puedo afirmar que fueron sus estudios de género y ciencia -en conjunto con los de investigadoras como Inmaculada Perdomo, entre muchas otras- las que me abrieron la puerta a una realidad que ni siquiera pensaba que existiese. Ya que, por el contrario, asumía la realidad masculinizada en las investigaciones que leía como la verdaderamente neutral y objetiva. En definitiva, fue la epistemología feminista y los estudios de estas mujeres los que me interpelaron por primera vez y me abrieron los ojos para encaminar mis investigaciones con perspectiva de género.
Techo de cristal
No es algo que resulte extraño el afirmar que la filosofía es una disciplina en sí misma impregnada por los parámetros androcéntricos. La Academia parece estar muy cómoda con esta visión falocéntrica de lo que es la filosofía pese al esfuerzo de muchas docentes filósofas por cambiarlo.
Como si de una ingeniería se tratase, la filosofía es un campo de estudio altamente masculinizado. Y no, no es que no haya mujeres filósofas, sino que los discursos de esos hombres célebres son los que aún a día de hoy impregnan las guías docentes, frente a un número escaso de contenidos de mujeres en ellas. Mujeres que, muchas veces, parecen metidas con calzador para asegurar el mínimo de diversidad posible.
Como ya hemos visto, su conciencia política y social como mujer marcó su trabajo. Contribuyó a una resistencia feminista académica, tal y como lo han hecho muchas otras mujeres, con una necesaria crítica y análisis del carácter patriarcal que siguen definiendo a disciplinas como lo es la filosofía o la ciencia.
Conclusiones.
En definitiva, las contribuciones que hizo a lo largo de su trayectoria de vida profesional y personal trascendieron los límites de la Academia. De esta forma, consiguió abrir fronteras, romper los límites que el propio techo de cristal imponía a un sector tan masculinizado, e interpelarnos con sus numerosas reflexiones.
Y es que, Amparo, como mujer, amiga, compañera, docente, investigadora y filósofa demostró su valía como profesional y como persona. Algo de lo que pude ser cómplice junto a mis compañeras y compañeros en esa pequeña aula del edificio anexo de la Universidad de La Laguna.
Bibliografía
- Vázquez, M. (14 de marzo de 2018) Amparo Gómez. Filosofía ull.
- Gómez, A. Amparo Gómez Rodríguez, catedrática de lógica y filosofía de la ciencia. Canarias de las ciencias y las letras.