Ico, la leyenda de una princesa mestiza

Desde las crónicas se narra la historia de nuestro pueblo en tiempos precoloniales. Unos tiempos de los cuales no podemos tener la certeza de que han sido narrados desde una verdad no sesgada por la perspectiva  colonial. Por lo que tejer nuestra historia sobre escasas y sesgadas crónicas no es una tarea fácil.

Por ello, contrastar las fuentes, así como rescatar la historia desde la perspectiva de los vencidos y desde las realidades marginales, son herramientas útiles para reconstruir nuestro pasado histórico.

En esta ocasión rescataremos la historia de una mujer indígena de Lanzarote. Ella es Ico, conocida por muchos como la princesa Ico, cuyo honor desde el momento de su nacimiento fue puesto en duda.

Quién es Ico

Ico fue una mujer indígena canaria, en concreto de Lanzarote, cuyo nacimiento se estima en el año 1378, es decir, unas décadas antes del inicio de la conquista europea.

Ico era mestiza, pues mientras su madre era la reina Fayna, su padre era el vizcaíno Martín Ruiz de Avendaño, capitán de un barco que arribó a la isla en el año 1377.

Fue criada como hija legítima por Zonzamas, esposo de Fayna y jefe de la comunidad. Sin embargo, las sospechas acerca de su mestizaje marcaron toda su vida, trayendo consigo conflictos acerca de su honor y disputas dinásticas.

La autoría de la historia de Ico

La historia de Ico ha llegado hasta nuestros días gracias al fraile franciscano Juan Abreu Galindo, quien recogió este caso en uno de los episodios de su obra Historia de las siete Islas Canarias, publicada en el año 1632. No obstante, hay pruebas de que esta historia no es más que una copia de la obra inacabada de Gonzalo Argote de Molina, y que Juan Abreu Galindo no es más que un pseudónimo bajo el que se esconde el verdadero autor.

Resulta casi imposible saber con total seguridad la verdad que se esconde tras estos hechos. Únicamente queda la labor investigativa de profundizar más en nuestro pasado indígena y rescatar, en la medida de lo posible, datos que nos arrojen luz sobre nuestra historia.

De hecho, han sido varias personas las que han revisado la historia de Ico. A partir de diversas investigaciones podemos advertir ciertas incongruencias en la versión de Galindo, considerada desde siempre como la referente. Ejemplo de ello son las investigaciones del profesor Álvarez Delgado, quien ha estudiado en profundidad la llegada a Lanzarote de Martín Ruíz de Avendaño, así como los problemas de la sucesión de Guanareme.

Ahora bien, intentando sortear las dificultades epistemológicas e historiográficas que nos solemos encontrar cuando queremos lanzar la mirada hacia tiempos precoloniales, vamos a tratar de relatar la historia que se esconde tras la figura de Ico.

La concepción de Ico

En el año 1377 atracó en Lanzarote un barco bajo las órdenes del capitán vizcaíno Martín Ruíz de Avendaño. Según se desprende desde las crónicas fue muy bien recibido por los indígenas de Lanzarote. De hecho, el jefe de la comunidad, Zonzamas, le ofreció su morada en Acatife para descansar hasta que embarcara de nuevo.

Según las fuentes originales, en Lanzarote el jefe de la comunidad ofrecía a su mujer al invitado de honor. Esto era una costumbre que se denominaba hospitalidad de lecho. Hecho que a día de hoy se pone en duda de que fuese exactamente así.

Ahora bien, se dice que Zonzama, en calidad de anfitrión, le ofreció al capitán Martín Ruíz de Avendaño acostarse con su esposa Fayna. No podemos saber si lo que ocurrió fue así de verdad, ni si Fayna en este caso estaría de acuerdo con esta costumbre o, por el contrario, se trataba de un ritual violento para la mujer en cuestión. No obstante, de ese encuentro, fuera como fuera, nace Ico meses más tarde.

Su nacimiento dio mucho de lo que hablar dentro de la comunidad, pues pese a que Zonzama la reconoció como hija suya, su apariencia física de tez blanca y cabello rubio chocaba con la del resto de habitantes, de tez morena y cabello negro. Pese a esto, nunca renunció a ella como hija legítima, dejándola a los cuidados de Uga, la criada de la familia.

Cese del reinado de Zonzamas y la posterior lucha dinástica

Con la muerte de Zonzamas, el puesto de jefe queda libre, siendo ocupado por su hijo Tinguafaya. Sin embargo, al poco de entrar al poder fue secuestrado junto con su esposa y 170 habitantes más de la isla por el capitán Gonzalo Peraza Martel, con la única finalidad de poder comercializarlos como esclavos y esclavas en Europa.

En este momento, Tinguafaya fue sustituido por uno de sus hermanos, Guanareme. Y aquí es donde encontramos algunas de las incongruencias en las que profundizaré más adelante. Y es que, desde la narración de Abreu Galindo se cuenta que Ico fue casada con Guanareme. Esto choca con otras crónicas estudiadas, pues pese a que en Lanzarote por un lado se decía que existía la poliandria, en otros textos se cuenta que los hombres podían casarse con cuantas mujeres quisieran, salvo con sus hermanas. Sea por un caso o por otro, encontramos como aquí la historia patina. Igualmente, habiéndose casado con Guanareme, con un hombre con el mismo nombre, o con otra persona aleatoria, Ico tuvo un hijo, Guadarfia.

Guanareme muere años más tarde luchando con unos piratas colonos que llegaron a Lanzarote en busca de esclavos. Es a partir de entonces cuando comienza la disputa dinástica, puesto que Atchen -un pariente cercano- también quería reclamar dicho cargo. Este fundamentaba su reclamo al poder en que Ico realmente no era descendiente pura de Zonzamas. Atchen acusaba la relación que había mantenido Fayna con Martín Ruíz de Avendaño, por lo que puso el mestizaje de Ico como una cuestión de debate público, afectando tanto a la vida de ella como a la de su hijo Guadarfia.

La prueba del humo

Este debate se llevó ante el consejo de ancianos sabios, quienes tras mucho debatir no se ponían de acuerdo en si Ico efectivamente era mestiza o corría sangre noble por sus venas. Finalmente, llegaron a la conclusión de que la única manera de salir de dudas al respecto sería mediante una prueba de carácter sobrenatural, dejando en las manos de las deidades su propia suerte.

Esta prueba consistía en encerrar a Ico junto con tres criadas dentro de una cueva y crear una hoguera a su alrededor, con la intención de ahumar la casa cada vez más y más. Si no moría asfixiada y salía indemne, se confirmaría que realmente era descendiente natural de Zonzamas y no perdería su puesto.

Ico salió con vida de la prueba, mientras que las otras tres criadas fallecieron lenta y cruelmente asfixiadas. Hecho que no se hubiera dado si Uga, la cuidadora de infancia de Ico, no la hubiera ayudado. Uga, antes de que Ico entrase en la cueva le dio a escondidas una esponja de mar, recomendándole que se la pusiera en la boca para que respirase a través de ella cuando el humo entrase. Y así Ico, como su hijo, recuperaron su honor como hija legítima de Zonzamas ante los ojos del pueblo.

Incongruencias en la historia

Ahora bien, muchas veces conocer con exactitud qué ocurrió realmente cuando nos remitimos a tiempos tan lejanos, y sobre todo en contextos que fueron narrados por los colonizadores, resulta casi imposible. No obstante, siempre podremos seguir echando la mirada hacia atrás y no dejar de investigar con la intención de reconstruir nuestro pasado.

El hecho de encontrar incongruencias en la historia que nos ha llegado de las supuestas manos de Abreu Galindo es el resultado de contrastar diferentes fuentes.

Curiosamente, desde las fuentes de Galindo se sostiene que las sospechas que tenía el pueblo de que Ico realmente era hija de un europeo recaían sobre la blanquitud de su tez y sus cabellos rubiáceos. No obstante, desde Le Canarien, obra escrita por los conquistadores franceses, se narra cómo los niños y niñas de la isla nacían precisamente con la misma tez que ellos, y que con el tiempo y la exposición al sol su piel y su pelo terminaban tornándose morenos. Por lo que no queda claro cuál fue la semilla que sembró dentro de la comunidad la hipótesis de que Ico era, efectivamente, mestiza.

Otro dato curioso que podemos sacar de la contrastación de fuentes es el conflicto de sucesión de Guanareme. Delgado, de hecho, advierte que efectivamente lo más probable es que Ico sí que fuera hija de Fayna y el capitán vizcaíno. No obstante, rechaza la idea de que Ico pudiera haber estado casada con Guanareme, llegando a decir que este debía haber sido, lo más probable, hermano de Zonzamas. Lo cual, deja un vacío respecto al matrimonio de Ico y padre de Guadarfia.

Ahora bien, lo que es innegable es que el relato sobre Ico que nos ha llegado hasta la actualidad está escrito desde un claro sesgo colonial y europeo que ha marcado cómo nos han contado nuestra historia. Este es un hecho que podemos observar a través de la narración de Abreu Galindo, con la supuesta manipulación de datos en favor de la historia y con la elección del lenguaje utilizado. Un lenguaje que no tuvo en cuenta la terminología canaria autóctona y se refería, como ejemplo de muchos, a Zonzamas como rey, a Fayna como reina o a Ico como princesa. Unos términos que nos remiten a la categorización de la realeza europea que nada tienen que ver con la de Lanzarote, y que desde el primer momento tiene un carácter colonizador.

Conclusión

La historia de Ico no solo se nos aparece como una mera narración biográfica, sino como una ventana a la que asomarnos para entender nuestro pasado precolonial y nuestras raíces y tradiciones Imazighen.

Como representación de la problematización del mestizaje en las sociedades indígenas con la incursión de colonos, la historia de Ico se nos presenta como ejemplo de lo que probablemente fue la historia de muchas otras mujeres, en tiempos donde las Islas Canarias estaban sometidas constantemente a la incursión violenta de los europeos.