Cuando le propuse a Leandra Estévez hacer un artículo sobre ella, la artista prefirió que la entrevistase. Me pareció una buena idea. Así que, después de añadirle un breve currículo, te la ofrezco, esperando que aclare muchas cosas sobre esta gran y comprometida pintora. He aquí su currículo:
Licenciada y Doctora en Bellas Artes, estudiosa del grabado en Canarias y artista plástica, cuya trayectoria se extiende desde el primer tercio de los años Ochenta.
Artista conceptual, atemporal y espacial, que se debate entre la abstracción y la figuración, que descubre en sus obras sobre el lienzo, bronce o cobre un lenguaje propio e inequívoco, en las que prima la intensidad y la resonancia, la síntesis por encima de la referencia plástica.
Además de pintar, grabar y esculpir ha dedicado su vida profesional, también, a otras vertientes del arte, en su labor de investigadora, comisaria de exposiciones o editora, catalogadora de fondos y materiales especiales, galerista, diseñadora gráfica o editorial.
Como artista plástica ha realizado una treintena de exposiciones individuales de pintura y escultura, además de medio centenar de colectivas; frescos y pintura de gran formato y publicado una decena de porfolios de grabados, litografías y dibujos.
Su obra forma parte de colecciones oficiales y privadas, en Canarias y la Península, en Portugal, Irlanda, Finlandia, Noruega, Islandia, Suecia, Alemania, Holanda, Italia, Argentina, Cuba, Estados Unidos de América y Japón.
Los inicios de Leandra Estévez
Cecilia: ¿Dónde naciste?
Leandra: Podría decir que por accidente nací en Santa Cruz de Tenerife. El lugar o fecha de nacimiento no depende de nosotros como bien sabes, sencillamente nos toca en suerte o es un capricho de nuestro destino. Mi padre, por poner un ejemplo muy cercano de azar, siendo de Garachico nació en el mar a bordo de una embarcación pequeña en la travesía de Tenerife a Fuerteventura, isla donde también habían nacido su madre y sus abuelos por línea materna.
Formando parte de la generación baby-boom, nací en la capital de la provincia en el seno de una familia numerosa en abril de 1959, en la casa familiar de un barrio del Distrito Sur-suroeste de la ciudad y en plena dictadura, cuando tan sólo habían pasado veinte años de la finalización de la Guerra Civil española.
Mi infancia transcurrió entre familia, amigos, juegos y estudio en una ciudad ideológicamente dividida, de gente bizarra y a la vez alegre y expansiva. Amaba la ciudad de mi niñez, lluviosa y laberíntica, donde todo era posible y el minutero daba brinquitos lenta y acompasadamente. En verano me sentía heroína de barrancos y tajeas, de playas y senderos por descubrir, o tendida al sol como un lagarto.
La vocación de Leandra Estévez
Cecilia: ¿En qué momento se despertó en ti la vocación por el arte?
Leandra: Me encantaría decir que un día se me aparecieron las musas, sin embargo, no fue así. En puridad, no recuerdo cuándo ocurrió. Si tengo un recuerdo endeble de personas del entorno íntimo, mi madre y mi hermano Pablo dibujando, que despertaba mi curiosidad. Muy posteriormente, a la edad de elegir qué carrera universitaria seguir, opté por las Bellas Artes.
Mis estudios de arte comenzaron siendo una herramienta discursiva y creativa de reflexión, de narración íntima. Me interesó estudiar Bellas Artes porque el arte visual invita a pensar, se hace preguntas, cuestiona los límites en los que hemos sido educadas, moviliza la pasividad social, persigue interrogar y colabora en alcanzar una suerte de transformación personal.
Cecilia: ¿Por qué la pintura?
Leandra: De las disciplinas artísticas, mi preferida, por encima de todas, es el Grabado, al reunir en él técnicas y herramientas propias del Dibujo, de la Pintura y de la Escultura, e incluso de la Química -se usan ácidos y sales en combinaciones precisas sobre metal en la búsqueda de una reacción química concreta- y a la hora de estampar también herramientas de Imprenta como prensas, tórculos o rodillos y tintas viscosas, la firma de la edición impresa posee un lenguaje muy particular también. Cada estampa o grabado es original en su multiplicidad y cada una se estampa manualmente sobre papel que, aunque especial, es sumamente frágil, y posibilita que el resultado se perpetúe.
Estimo que todos los procedimientos tienen importancia como medios artísticos, pero no dejan de ser herramientas diferentes de las que nos valemos las personas creadoras en función de las necesidades expresivas. La decisión de emplear un medio u otro depende del modo en que la persona creadora desea expresarse y comunicarse, del formato, del tempo y del espacio que emplee.
El problema de ser mujer y artista
Cecilia: ¿Tuviste apoyos o dificultades en tu vocación?
Leandra: Apoyos, exiguos; dificultades inconmensurables, especialmente por ser mujer.
Mi generación nació con la dictadura que relegó a las mujeres al ámbito doméstico, restringió su acceso al mundo público, y los sucesivos cambios políticos que se han sucedido en nuestro país desde entonces no han sido equitativos ni generosos, aún así las mujeres artistas de hoy continuamos luchando por mantener nuestro centímetro cuadrado. A lo largo de centurias, a las artistas en general y tanto o más a las creadoras visuales y compositoras se nos ha sepultado, enterrado bajo tierra y bajo una pesada losa. In sécula seculórum, se ha separado y distinguido el Arte hecho por hombres del hecho por mujeres, obviando que el lenguaje del arte es individual y universal por igual, y no distingue géneros. Es constatable que la Academia, los divulgadores del saber [léase con sorna], los rapsodas o aedos de antes y del presente se han ocupado de ocultar, ocluir o condenar al olvido a las artistas que alcanzaron o pretendieron alcanzar prestigio o reconocimiento entre sus coetáneos.
Es indiscutible que se ha negado el reconocimiento a grandes artistas plásticas de la historia. Por temor a perder parcelas de poder, por ideología y por género. Por discriminación manifiesta excluyendo a las artistas plásticas de las Academias y de los concursos como el prestigioso Prix de Rome, o relegándolas hasta el segundo tercio del siglo XX al papel de esposa, madre o ángel del hogar son algunas de las evidentes agresiones sufridas como personas independientes y como profesionales. Solo a partir de los años sesenta con la consolidación del movimiento feminista y la lucha por los derechos de la mujer, se enciende la luz tímidamente sobre algunas artistas que demostraron extraordinaria calidad, con obras muchas de ellas atribuidas a sus padres o maestros. Es notorio que menos del 5 por 100 de los artistas de la sección de Arte Moderno son mujeres, pero el 85 por 100 de los desnudos son femeninos. Con dificultad la lucha rosa se abre paso desde entonces petardeando conciencias, en 1989 el grupo activista femenino Guerrilla Gris realizó en Nueva York una serie de carteles en los que podía leerse: ¿Tienen que estar desnudas las mujeres para entrar en el Metropolitan Museum?
Cecilia: ¿Cuáles son tus referentes?
Leandra: Me interesa el compromiso ideológico de Goya, pintor irreverente y solitario. También la Nueva Figuración inquietante y autobiográfica del potente pintor irlandés Francis Bacon, así como la obra de la enorme pintora barroca Artemisia Gentileschi, dramática, feminista y enérgica. Me atrapa especialmente la profunda crítica social de la pintora, escultora y grabadora expresionista alemana Käte Kollwitz; la obra aparentemente ligera de la pintora rusa Art Decó Tamara de Lempicka, la escultura monumental de la madre del Confessional art Louise Bourgeois. Localmente la obra escultórica y gráfica de Manuel Bethèncourt, que sobrecoge de tan personal y humana. Debo citar también a María Luisa Bajo, que despertó en mí el amor por el Grabado.
Artistas y valoraciones
Cecilia: ¿Se valora suficientemente a los artistas en nuestro país?
Leandra: Supongo que la gente estrictamente materialista entenderá que las artes son un sinsentido, como pensarán algo similar de las organizaciones no gubernamentales, de las personas ecologistas, de las que acogen en sus hogares a niñas y niños o a animales abandonados, de las vocaciones religiosas, etc. Entiendo que esas personas, por ausencia de generosidad, de sensibilidad y de cultura, desprecian lo que desconocen; precisamente es la humanidad, la espiritualidad y su perfil inmaterial lo que engrandece a la persona humana.
Cecilia: ¿Las instituciones autonómicas deberían fomentar más los estudios artísticos?
Leandra: La formación en Arte está auspiciada desde el Gobierno de Canarias. Quizá el problema no radique tanto en las instituciones como en la ciudadanía, a la que el Arte no parece despertarle interés, inquietud, frente al que se muestra indolente, como recalca la periodista decana Rosa Mª Calaf en una reciente entrevista, una ciudadanía atrapada por el impacto, por la inmediatez, no por lo que importa. Y quizá las instituciones no sepan como superar esta actitud inapetente, de desgana, como repensar el rol de Faro que alumbró al mundo de la Cultura y del Arte, a su vanguardia en la década de los 60, 70 y 80 del siglo XX, y no tanto proteger a la retaguardia que va a la estela.
Cecilia: ¿Se invierte más en ciencias que en cultura?
Leandra: Hay un error mayúsculo en integrar las Bellas Artes y la Filosofía en las carreras universitarias bajo el epígrafe de “Humanidades”, lo que favorece la distinción entre lo útil y lo superfluo, dando cada vez más relevancia a aquellas disciplinas dirigidas al desarrollo tecnológico, científico y técnico de la sociedad en detrimento de aquellas otras que aportan una ganancia artística, cultural e intelectual. Olvidan o no tienen en cuenta la creciente importancia de las Artes como motor, nicho económico y yacimiento de empleo e incluso como contribuyente indispensable a la marca país.
La artista Leandra Estévez y el compromiso
Cecilia: Eres una artista muy comprometida con tu tiempo. ¿Crees que el arte, en general debe ser comprometido? ¿Con qué y por qué?
Leandra: No creo que el hecho de ser artista determine que mi compromiso o no con los retos o circunstancias sociales se expresen a través de mi obra; en mi caso, ha sido una opción personal, como en el de otras y otros artistas anteriores a mi.
Quiero creer que mi lenguaje artístico contribuye a dar testimonio del rechazo y la frustración emanada de la impotencia originada por la crueldad, la mezquindad, la violencia incardinada hasta lo más íntima de los ámbitos donde se desenvuelve la vida de las personas y especialmente permeable a la de las mujeres. Y ante la codicia absurda e insaciable que descubro casi a diario detrás de estos horrores. Pero todo eso, no impide que me siga emocionando el milagro de disfrute de la vida y la fe en las grandes acciones de que es capaz el ser humano.
Cecilia: Por último: ¿Crees que el camino para alcanzar tu meta ha merecido la pena?
Leandra: Sí, es reconfortante abrirse paso. Estoy en el camino, si echo la vista atrás tengo una trayectoria andada y si miro hacia adelante, aún me queda un buen trecho. No estoy al final del camino y eso me infunde ánimo y me estimula a avanzar. Mi experiencia vital y artística son indisociables.