Si hay algo que caracteriza a Yolanda Arencibia Santana es su entusiasmo. Entusiasmo por la vida y sus entresijos, sus buenos y sus malos momentos. Pasión por la palabra, por la Literatura y, dentro de ella, por la enorme figura de Don Benito Pérez Galdós, del que ya oía hablar en su casa, desde la infancia, y al que siempre veía envuelto en un misterio que, más adelante, atraería su curiosidad y su afán por descifrarlo. De ahí que ella misma se defina como «galdosiana de nacimiento.»
Los comienzos de una gran galdosiana
Era en Firgas, localidad a la que iba todos los domingos y donde, más reposada, leía y dibujaba con su abuelo, que, además, le contaba cuentos y le enseñaba los principios de la caligrafía. Fue allí donde escuchó que este le decía a su madre: «esta negrilla sirve para estudiar.»
Así que, en una época en la que eran pocas las mujeres que terminaban bachillerato y mucho menos ingresaban en la Universidad, ella se propuso hacerlo, pero no solo por ella misma pues, como afirma, lo hizo también para no fallarle a su padre que aseguraba que ella llegaría a ser catedrática. De esta forma, a finales de los años 50, se matricula en la Universidad de La Laguna, en la carrera de Filología —en aquella época Filosofía y Letras— licenciándose en la rama de Filología Románica —hoy Hispánica— en 1961. Allí «fui yo misma. Fue lo mejor que me pudo haber pasado.» Asegura.
Pero antes, siendo aún adolescente, la lectura de Trafalgar, uno de los Episodios Nacionales de Pérez Galdós, que le prestó un tío suyo, Manolo, un gran lector, hizo surgir en ella una suerte de enamoramiento hacia el escritor, que ya no la abandonaría. Incluso, cuando cursaba Bachillerato, lo defendió ante una profesora que lo tachaba de «anticlerical y abyecto.» Sin embargo, durante sus estudios universitarios, a pesar de que se leyó toda la obra de Galdós, teniendo como profesor galdosiano a Sebastián de la Nuez, a medida que avanzaba en la carrera, se vio deslumbrada por los escritores de vanguardia y los existencialistas, relegando a un cierto olvido al gran escritor grancanario. Aunque, sinceramente, pienso que la semilla estaba ahí, tal vez como una raíz que se prepara para brotar en el momento oportuno.
Y el momento llega para Yolanda Arencibia Santana
Aunque su primera idea de tesis fue Literatura Canaria y, más concretamente, Saulo Torón, por recomendación de Sebastián de la Nuez, sin embargo, Alfonso de Armas Ayala, al que ella considera un excepcional galdosiano la va a ir introduciendo, «como quien no quiere la cosa», en la Casa Museo y en los primeros Congresos Internacionales Galdosianos importantes, del primero de los cuales, Alfonso de Armas la nombra secretaria.
A este estímulo que supuso la influencia del profesor Armas, se suma el de Francisco Ydurain, Manuel Alvar y Sebastián de la Nuez. Y, como ella misma confiesa, cuando se metió de lleno en Galdós, la subyugó. Desde entonces, para Yolanda Arencibia, a pesar de los trabajos de investigación que hizo sobre diversos autores y tendencias literarias, Galdós siempre ocupó un lugar en su mesa de trabajo y fue el centro de sus investigaciones.
Yolanda afirma que Alfonso de Armas fue un hombre fundamental para el galdosianismo, pero ella no se queda atrás, porque, desde que se crea la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, ella, desde su cátedra universitaria, propicia la existencia de la Cátedra Pérez Galdós (1995), y desde ella y el Museo, ha seguido reivindicando la figura del escritor grancanario, no solo en todos los Congresos Galdosianos, sino en sus artículos escritos para revistas nacionales e internacionales, sus conferencias y diversas publicaciones entre las que destacan: El estudio y la dirección de las obras completas de Benito Pérez Galdós, publicada por el Cabildo Insular de Gran Canaria en su colección Arte, Naturaleza y Verdad, entre 2005 y 2013; Trafalgar de Pérez Galdós. Dos miradas sobre un hecho (2006), Galdós y Unamuno en la misma hoguera, publicado en Anales Galdosianos en 2007, o Galdós. Una biografía, publicada por Tusquets en 2020, entre otras.
La mujer y la enseñante
Si su vida intelectual y de investigadora de la Literatura Canaria está marcada por la presencia de Galdós y de aquellos que la condujeron hasta él, en su vida personal, aparte de su familia que siempre la animó, según ella misma asegura, es importantísima la presencia de Daniel, su esposo. En una entrevista, que concedió al periodista y escritor Santiago Gil, dice:
«Me tropecé con él en una encrucijada de mi vida, y me la resolvió para bien y para siempre… Suele bromear presentándose como “el marido de Yolanda”. Pero sabe que ha sido y es el centro de mi vida.»
Por otro lado, su relación con el mar, como habitante que es de una isla y disfrutadora del mar desde su infancia, yo diría que es muy quesadiana, pues como Quesada, Yolanda acude al mar que le inspira una serenidad especial y «despeja todas mis dudas». Inevitable recordar los versos del poeta grancanario: Serenamente el mar viene a mi alma/ en estas lentas tardes de verano/ sobre la arena de la playa aguarda/mi corazón la sombra que lo envuelva…
Mujer inquieta, pone entusiasmo y pasión en todo lo que hace, y una de sus vocaciones es la enseñanza, el comunicar sus conocimientos a los demás. Siempre ha sido una gran comunicadora que sabe cómo adaptarse al público al que tiene que dirigirse para mantenerlos atentos, no solo por el interés de su charla en sí, sino por su forma de comunicarla. De ahí que a nadie extrañe su pasión por la enseñanza, sobre todo a alumnos de Bachillerato. Ella misma, en la entrevista que mencioné anteriormente confiesa: «La etapa más satisfactoria de mi docencia fue la de Bachillerato. Me entusiasmaba la tarea de atraer al alumno, abriéndole un camino que me parecía el mejor en todos los sentidos.»
Por otro lado, ella afirma que los años comprendidos entre 1982 —año del nacimiento de los Estudios de Filología en el Colegio Universitario— y 1999, en el que dimite como Decana «fueron los más activos, los más útiles y los mejores de mi vida.» Como prueba de esta gran actividad, Yolanda Arencibia ha sido Consejera Delegada de Educación del Cabildo de Gran Canaria. Es, además, Miembro del Consejo de Dirección de Anales Galdosianos, cuya sede se encuentra en EEUU; miembro de la Asociación Internacional de Galdonistas, y Vicepresidenta de la Academia Canaria de la Lengua, de la que fue miembro fundadora, y pronunció su discurso de ingreso en 2003 con la conferencia De Alonso Quesada a Rafael Romero, o el arte del coloquio.
Y esa actividad continúa. Yolanda Arencibia sigue investigando y dando a conocer el resultado de sus investigaciones en conferencias, publicaciones y asistiendo a Congresos de Literatura tanto nacionales como internacionales.
Fruto de todo esto han sido los diferentes premios y reconocimientos, como el de la Sociedad de Información de Canarias 7 que le concedió el Premio Canarias 7 de Investigación, o el más cercano, en 2020: el Premio Comillas de Historia, Biografía y Memoria, concedido por el Ministerio de Cultura de España, por su libro: Galdós, una biografía.
Yolanda Arencibia Santana y Galdós

No se concibe a Yolanda Arencibia Santana, investigadora y erudita, sin la presencia de Galdós. No es exagerado decir que es considerada «la mayor experta contemporánea en la obra de Benito Pérez Galdós.»
Cuando, en una entrevista, se le preguntó el por qué del desconocimiento —al menos hasta ahora— de la obra de Galdós, ella declaró que «hubo un momento en la literatura española, sobre todo en la mitad del siglo XX que se vio a Galdós como algo de lo que se quería alejar para marcar diferencias, y eso dio lugar a que gente, sin leerlo demasiado, fuera muy crítica con él.» Pero ahí estaba la investigadora para reivindicarlo.
Si al principio una de las cosas que le interesaron de Galdós fueron sus variantes textuales —fruto de ello es el libro La lengua de Galdós. Estudios de variantes en galeradas, publicada por la Consejería de Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias en 1987, muy pronto se dio cuenta de que lo que le interesaba era el alma del creador, que estaba más allá de esos textos. «Me liberé entonces de corsés y me introduje en la lectura reflexiva del total de la creación galdosiana.» Con eso quiso decir que no iba a limitarse sólo a su obra literaria, sino que también a sus artículos periodísticos, las entrevistas, los discursos, los prólogos, etc.
Tal parece —y lo es— un trabajo ingente, pero Yolanda Arencibia es una mujer muy organizada y constante, algo imprescindible cuando alguien se enfrenta a un trabajo de tal calibre. Aun así, confiesa que, de aquel trabajo sobre las variantes textuales de Galdós, le ha quedado «una pasión particular por los manuscritos y una gran curiosidad por las variantes de autor, que siguen descubriéndome joyitas de escritura.»
Después de aquel trabajo de los 29 tomos que constituyen la Obra Completa del escritor, en el año 2020 se vio lo suficientemente preparada como para escribir su biografía. Así, cuando mereció el premio Comillas, dijo en una entrevista que le hicieron con tal motivo, que la biografía premiada de Galdós la escribió «con todo rigor, conocimiento y con toda la intención de hacer de Galdós un autor conocido. Escribirlo para la gente que quiere conocerlo ha sido una de las mejores cosas que me han pasado en la vida.»
Una vida, la de la propia Yolanda, que ella considera «un misterio, una pasión constante. Un asombro diario.» Un asombro que nos transmite, con su entusiasmo por todo: vida y literatura, amor y lucha constantes que nos hablan de una mujer excepcional.
Cecilia Domínguez Luis